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La historia de… Valeria

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Esta semana nos manda su testimonio la mamá de Valeria, que ya tiene tres añitos y medio y nos cuenta desde Madrid cómo fue el proceso desde que le detectaron CIR en el embarazo, pasando por sospechas de alergias, vómitos, lágrimas hasta la actualidad. Toda una historia que dará mucha esperanza a los papás que se encuentran aún al inicio de este camino y no ven la luz al final del túnel… Pero llega.

«En la semana 29 me detectaron un embarazo CIR, porque mi bebé era mas pequeño para su edad gestacional.

En la semana 30 me recomendaron reposo relativo, dieta hipercalórica y ecografía cada 15 días. En ese momento cogí la baja laboral.

Cada quince días me hacía la ecografía. El feto crecía, pero no al ritmo que le tocaba. En la semana 34, me inyectaron corticoides para la maduración pulmonar.

En la semana 35, me provocaron una cesárea. Mi niña fue directa a neonatos. Allí estuvo 27 días. Nació con 1.580gr y 42 cm. 

Me pasaba las horas sacándome la leche para llevarla a la incubadora y que la tomara con una jeringuilla. Luego empezó a tomarla con biberón.

Empezó a hacer las cacas con un pequeño hilo de sangre. Me suprimieron de mi dieta la leche y sus derivados, el gluten, y los frutos secos. Pese a ello, la niña seguía haciendo la caca con un leve hilito de sangre. Finalmente, sin ningún analítica que lo confirmara, la diagnosticaron alergia a la proteína de la leche de vaca, y la niña comenzó a tomar leche hidrolizada.

A los 27 días nos fuimos a casa, con la indicación del pediatra de que comiera cada 3 horas, y la despertara para comer, por lo menos hasta que cogiera los 3,500kg.

Las tomas se hacían eternas, apenas había terminado una, cuando ya tenía que empezar a preparar la otra. Mi niña cogía peso, pero no suficiente como para recuperarse.

A los 4 meses me mandaron introducir los cereales, por aquello de que «engordan». Es cierto que algo hicieron, pero milagros ninguno. 

A los 5 meses, y dada la poca leche que la niña tomaba, el pediatra me indicó que probara con la alimentación complementaria, pero siempre enriqueciéndola con leche. La cosa cambió un poco, parece que la AC hizo algo, pero tampoco milagros.

En cualquier caso, mi niña ha sido siempre muy muy vomitadora. Como os podéis suponer, la presión social ha sido brutal, porque siempre me decían que si la niña vomitaba era porque le daba de comer más de lo que podía comer….

A los 6 meses, le hicieron pruebas de alergia y gluten, y todo dio negativo, por tanto empezamos con leche de fórmula normal.

A esa edad, yo tuve que incorporarme al trabajo, y mi niña tuvo que ir a la guardería. Allí desayunaba, comía y merendaba. La mayoría de los días vomitaba algunas de las comidas, pero los pediatras me decían que era cuestión de tiempo, y que sólo debíamos dejar «madurar» su estómago.

No os voy a contar las lágrimas que he derramado por ver a mi hija vomitar una y otra vez. Por darle todo tipo de comida para «probar», he probado hasta darle primero el yogurt y luego el puré, porque hasta con el cambio de sabor y textura vomitaba. 

Los pediatras me decían que era cuestión de tiempo. La niña no perdía peso, pero ha estado mucho tiempo estancada.

En niños con bajo peso, los pediatras te dicen que lo importante es que coma, por tanto la alimentación sólida ha venido más tarde, porque lo importante es que comiera, aunque fuera un puré. Mi hija empezó a masticar algo en el último año de guardería.

Mi niña es una niña sana, feliz, muy activa, muy poco dormilona, muy cariñosa, y muy «enmadrada», como dice mi madre.

Ahora tiene 3 años y 7 meses. Hace todas las comidas, es verdad que no repite, ni come nada entre horas, pero no se salta ni una, y son porciones normales de comida.

Los vómitos gracias a Dios han remitido, no del todo, pero por suerte, van siendo cada vez menos, y ahora el vómito puede aparecer una vez cada 15-20 días.

Ahora, como he dicho tiene 3 años y 7 meses, pesa 12 kg y mide 96cm».

Muchas gracias Noelia por vuestra bonita historia y a los que deseéis contar también vuestro testimonio, os recuerdo que me podéis escribir a bajopercentil@outlook.es

Segunda maternidad de bajo percentil

Mamá con dos niños. / freepik.com

Mamá con dos niños. / freepik.com

La segunda maternidad, por mucha experiencia que se tenga, es en incógnitas como la primera: un melón sin abrir, que no sabes cómo te puede salir. Puedes intuirlo al tacto, por el color, el sonido al golpearlo… pero no lo sabrás con certeza hasta que el cuchillo no traspase sus entrañas para desenmascararlo.

Puedo contar cómo está siendo nuestra historia pero siempre si me prometeis que leéis sabiendo que, aunque suene a tópico, cada niño es un mundo. Precisamente de mi experiencia ésta es una de las mayores enseñanzas que he sacado.

Para los que aún no estabais enterados, volví a ser mamá hace siete meses. La sombra del bajo percentil es alargada y, como es lógico, ya desde el embarazo tenía ésta entre una de mis preocupaciones. Aunque lo cierto es que el segundo embarazo pasa muchísimo más rápido para la mamá, porque todas las horas son pocas para atender a tu hija mayor, trabajar, mantener más o menos un hogar y además en el tiempo que sobra cuidarte a ti misma porque eres el albergo de tu nuevo bebé…

En este caso, tuve especial cuidado en mi alimentación para que fuera suficiente y equilibrada ¡y no fue fácil con náuseas hasta el sexto mes! Mi intuición me decía que algo cambiaba con respecto a mi hija: ella en mi útero se pasaba casi todo el rato dormida y apenas unas horas despierta pero sin parar de moverse, inquieta como al día de hoy. Movimientos pequeños pero rápidos, mi lagartijilla ya lo era desde entonces. Pero este bebé pasaba menos horas dormido y es que sí parecía tener horarios rutinarios… si algún día me retrasaba algo en una comida, él me lo recordaba con pesadas patadas. Por el contrario, sus movimientos eran de alguien más despierto pero más calmado… salvo si le faltaba comida a su hora. Esto me puso contenta, claro.

Nació con 3.250 kg, un peso mucho más en la media que mi hija mayor, que había pesado 2,650. Y a los pocos minutos de nacer,se enganchó a su teta y feliz de la vida. No voy a decir que no tuve los inicios complicados de la lactancia como suele pasar en los primeros días, pero lo típico de dolores, conseguir el enganche correcto, la subida, etc, no por ganas del peque. Así que todo empezó mucho más tranquilo que con la mayor. Lo cierto es que recuperó bien el peso de nacimiento y lo único que tras el primer mes el crecimiento comenzó a ir despacito como su hermana… y al percentil 3 de nuevo.

Podría haberme desesperado pero lo cierto es que lo llevé bastante bien. Porque veía que él comía bien infinitamente mejor que su hermana), quedaba satisfecho y estaba sanísimo. Así que no podía ser otra cosa que la genética. Pero si al menos con la misma genética no tenía que pelear con él en cada comida… pues es de agradecer, claro.

El siguiente miedo era mi incorporación al trabajo. Como mi hija jamás aceptó los biberones, traté de que su hermano tomara al menos uno por semana desde el principio con mi leche. Simplemente para que al quedarse en la guardería fuera capaz de tomarlo con tetina sin que resultara un trauma como había sido para ella.

Como tenía cinco meses y sólo tomaba lactancia materna, sus inicios en la guardería fueron tranquilos para él: gracias a un pequeño banco de leche que guardé pudo tomar leche materna en biberón.

Siguiente paso que dimos: la alimentación complementaria. Con ella definitivamente dejamos ya el biberón. Nos sirvió para ese tránsito sin lágrimas, pero la realidad es que fue empezar con la cuchara y ya no quiso volver a la tetina… fruta y verduras genial… las papillas algo más cuesta arriba. Ya que no tenía ya leche guardada las papillas que le hago son con leche artificial y el sabor no le agrada lo mismo. Pero nada que ver con mi hija: pronto me dijeron en la guardería que pasaba para el desayuno de una papilla de 150 a la de 180 ml!! Claro, a veces sin tomar todo, ¡pero es que luego se tomaba toda su verdura y su fruta! Más leche a demanda… Me parecía increíble, vaya.

Con siete meses recién cumplidos, aún poco más puedo contaros de mi pequeño Gordito (como le gusta llamarle a Paula). Ya haremos cuentas con la báscula de nuevo, y aunque a este ritmo supongo que va a ir subiendo sin problemas, si sigue en percentil bajo ya no voy a amargarme más… mamás y papás de bajo percentil… observad a vuestros hijos, hacedles pruebas si veis problemas… pero si el diagnóstico es sano, simplemente disfrutadlo, ¡bendita genética que siempre podrán comer lo que deseen sin verse obesos! 😃

La hora de la comida, ¿tortura o momento feliz?

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Me he animado a hacer este post ya que leo la angustia en los comentarios de muchas de las madres que llegais por aquí. Sé reconocer ese sentimiento y sé ponerme en vuestra piel porque yo he estado ahí. He igualmente tengo la convicción de que con el paso de los meses, como me pasó a mí, en muchos de los casos aprendereis a aceptar que vuestros hijos son así, tienen esta constitución y jamás se morirán del ansia por devorar un bocata de chorizo, aunque quizás un día sí se animen a probarlo poco a poco. O no, pero le gustarán otras cosas aunque sin las mismas ganas de otros niños…

Sobre todo, lo que hará la experiencia es que dejeis de ver las horas de la comida como una tortura. Y sí, muchas veces andareis detrás de ellos para que terminen el plato o llevareis la paciencia al límite, pero siempre debeis recordar que si vuestros hijos os ven pasar un rato como un mal trago, también lo será para ellos. Entonces, ¿por qué no hacer de la comida un momento de juego y alegría como otros?

Vivamos el momento de la comida como algo alegre, que apetezca no sólo por los alimentos. Acompañemos a nuestros pequeños comiendo a la vez con ellos. Algunas veces si ponía a mi hija a cenar antes, mientras yo iba haciendo más cosas, ella me miraba con cara de disgusto y decía: «Jo, es que yo no quiero estar sola…». Y si lo piensas fríamente, tiene toda la razón: si hay algo que ya de por sí te gusta poco hacer (comer) y encima te dejan solo y sin ningún aliciente para que sea algo apetecible… ¿qué tiene pinta de que va a suceder? 

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Desde entonces procuramos comer juntos, o si no es posible, al menos alguno acompañarla a ella mientras para hablar de cosas juntos, mostrarle cosas que le gusten… hacer de éste un momento especial. Que por las buenas siempre tendreis más posibilidades de saliros con la vuestra, queridos padres, ya os lo digo yo… Y, por qué no, jugar. ¿Quién ha dicho que no se puede jugar en las comidas? Evidentemente, no era un niño. No se trata de destrozar la comida, me refiero a inventar juegos mientras comemos, convertir la mesa en un lugar agradable para ellos. ¿Verdad que tú disfrutas de una buena comida con una buena charla con amigos? Pues un niño NO. Porque un niño se aburre teniendo que permanecer sentado en el mismo sitio durante al menos media hora, comiendo cosas que no le gustan (o teme probar) y encima escuchando soporíferas conversaciones de mayores, que encima no entiende. Pero eso puede cambiar si empatizamos, trasladamos la charla a su nivel y hablamos de cosas que le gustan, comentamos los planes divertidos que tenemos a la vista (las próximas vacaciones, una visita al zoo o a los abuelos, la fiesta del cole, su mejor amigo…), hacemos formas divertidas con los trocitos de filete hasta que desaparecen del plato, barquitos de pan en la sopa que nos comemos… ¿y qué tal si lo hacemos en nuestro propio plato para que se sientan animados a imitar?

Comer juntos ya no sólo es buena idea por aquello de «tenerles disfraídos y acompañados», sino porque además crecen considerablemente las opciones de que el pequeño «malcomedor» se anime a probar algún trocito de nuevos alimentos que no ha catado previamente y que encuentre en vuestros platos. 

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Hacerles partícipes en la elaboración de los platos o a la hora de poner la mesa si tienen edad para ello puede ser otro aliciente para que se encuentren más receptivos. Por pequeña que sea la tarea a realizar (acercaros los ingredientes, amasar con sus manitas, espolvorear la ensalada con trocitos de jamón…). Si aún son bebés igualmente les podemos ir enseñando cómo vamos haciendo la comida o sacando los platos para familiarizarles con ello mientras cantamos o les enumeramos los nombres de los alimentos en la mesa para que intenten repetirlos.

Otro consejo basado en mi experiencia: si les dais a probar nuevos alimentos, que no sientan que se lo estais imponiendo. Hay que actuar de manera sutil para que, en todo momento, crean que la idea de probarlo fue suya. Comentad entre vosotros lo exquisito que está ese plato nuevo, o resaltad por ejemplo el color o la forma: «fíjate, si es de mi color favorito», «qué chulada, si parece que ha salido con forma de nube». Si el pequeño sigue indiferente, podeis optar por ofrecérselo directamente, pero si dice que no, es preferible no insistir. Dentro de unos días podemos volver a intentarlo y quizás el resultado sea diferente… 
Básicamente, se trata de que los niños a los que les cuesta un poquito se sientan alegres e integrados en las comidas, dejen de verlas como un campo de batalla y pasen a disfrutarlas como un premio por poder compartir ese ratito junto a su familia. Y que, lejos de pensar que se les obliga a hacer algo que quieren, empiecen a sentir un deseo libre de probar nuevas cosas. En realidad, convencerles de algo que no querían hacer pero de una manera más inteligente, sana y menos beligerante para todos. 

Si os sirven estos consejos o teneis algunos de vuestra cosecha, no dejeis de compartírnoslo. Sobre todo, espero que pronto podais sentir esas comidas que ahora se os atragantan como un espacio más feliz para todos.

Mis primeros libros

Pienso que inculcar la lectura desde pequeños es muy importante. La cultura hace a la persona libre, porque el conocimiento abre increíbles puertas a otros mundos, fomenta la propia imaginación, estimula el vocabulario y el apetito de querer saber más y más… Mi amor por los libros desde bien pequeñita me hace desear que mi hija también los ame, porque la lectura me ha hecho mucho bien, y es lo que quiero para ella. Así que confieso que estoy disfrutando como una enana redescubriendo con ella lecturas infantiles, olvidadas, aventuras asombrosas…

¿Pero qué se lee con un niño que no sabe leer? Pues aquí os dejo una muestra para que os dé ideas a los que tenéis bebés o niños en edad preescolar. Algunos libros no los encontraréis tal cual si son antiguos, pero os puede ayudar a encontrar algo similar. Más que títulos, os recomiendo tipos de libros y las cualidades que pueden ser interesantes. ¡Hay tanta variedad! Así que no tenéis excusa:

    • Libros de baño: Son los típicos plastificados con los que los más pequeños empiezan a experimentar texturas y diversión. Estimulan los sentidos de la vista (suelen tener vivos colores), el tacto (son blanditos y algunos con sonidos al apretarlos) y empiezan a trabajar el reconocimiento de figuras geométricas, animalitos, escenas cotidianas del día a día…  Pueden meterlos en la bañera sin problemas, babearlos, sobarlos… jajaja que no se van a romper. Al menos hasta que empiecen a morder y arañar, claro, porque entonces guardaréis más de uno con la espuma ya por fuera… 😦

      No conservo foto nuestra de este libro por eso mismo, porque terminó destrozado de tanto uso... pero la estrellita de mar dio mucho juego

      No conservo foto nuestra de este libro por eso mismo, porque terminó destrozado de tanto uso… pero la estrellita de mar dio mucho juego

    • Libros de tela: También suponen un inicio para los bebés más ‘bebés’. De nuevo sirven para sorprender con diferentes texturas, a la vez que iniciarlos en colores y formas que poco a poco irán descubriendo.

      Libro y medidor de Teo

      Libro y medidor de Teo

    • Libros puramente didácticos: Aunque todos los libros infantiles suelen abarcar o englobar algún tipo de enseñanza, aquí nos referimos a los más estrictamente pedagógicos para preescolares: las formas, las letras, los números, las frutas, etc.
      Aprender a contar, las frutas y las vocales, tres buenas muestras de estos libros

      Aprender a contar, las frutas y las vocales, tres buenas muestras de estos libros

      Prendas de vestir y sonidos. Una buena manera de que aprendan o refuercen estos conocimientos

      Prendas de vestir y sonidos. Una buena manera de que aprendan o refuercen estos conocimientos

    • Libros con un fin específico: Sirven para explicar a los pequeños una situación por la que están atravesando en su vida y que supone un cambio para ellos. Puede ser la retirada del chupete o el pañal, la llegada de un hermanito, la muerte de un ser querido… cada vez son más populares y refuerzan todo el trabajo psicológico paralelo en familia.
      Aunque Paula no lo ha necesitado nunca, os dejo una muestra de libro para la retirada de chupete (y de paso me planteo el mismo para pañal, jeje)

      Aunque Paula no lo ha necesitado nunca, os dejo una muestra de libro para la retirada de chupete (y de paso me planteo el mismo para pañal, jeje)

      Una situación bastante menos desagradable, pero que puede suceder, es que una compañera de clase tenga leucemia, o alguna otra enfermedad. Este libro enseña a afrontarlo con un niño que no entiende

      Una situación bastante menos desagradable, pero que puede suceder, es que una compañera de clase tenga leucemia, o alguna otra enfermedad. Este libro enseña a afrontarlo con un niño que no entiende

    • Libros del día a día: Cuentos que reflejan situaciones del día a día de nuestros pequeños: lavarse los dientes, irse a dormir, ir al supermercado, a la guardería… también sirven de refuerzo para explicárselo a los niños y, además, para aprender nuevo vocabulario (nombres de prendas de vestir, de material escolar, alimentos…).

      Pues eso, vamos a dormir. Y más gráfi o aún si es con el sonido de los ronquidos

      Pues eso, vamos a dormir. Y más gráfi o aún si es con el sonido de los ronquidos

    • Libros con sus personajes favoritos: Mickey Mouse, Peppa Pig, Caillou, Pocoyó… forman parte de sus vidas, nos guste o no. Y qué mejor que acercarlos a la lectura con alguna de sus pasiones. Poco a poco, ellos irán eligiendo sus preferidos… ¡van teniendo sus propios gustos!

      Nosotros, Peppa forever

      Nosotros, Peppa forever

    • Libros con animales: Son un mundo aparte, por la gran variedad que podemos encontrar. Gracias a ellos, muchos niños aprenderán a reconocer los diferentes tipos: de granja, del bosque, de la selva, domésticos…

      Dos muestras, de animales de la granja y el mundo. Muchos de estos libros vienen con sonidos para identificar lo que hace cada animalito

      Dos muestras, de animales de la granja y el mundo. Muchos de estos libros vienen con sonidos para identificar lo que hace cada animalito

    • Cuentos para antes de dormir: desde los clásicos de toda la vida, a cuentos de Disney, magia e historias sorprendentes, cada vez con tramas más complicadas…
      Cuentos de toda la vida, en este caso algo modernizados tanto en aspecto como en la trama de algunas historias

      Cuentos de toda la vida, en este caso algo modernizados tanto en aspecto como en la trama de algunas historias

      Este gato con botas incorpora además texturas para experimentar lo suave, áspero, arrugado...

      Este gato con botas incorpora además texturas para experimentar lo suave, áspero, arrugado…

Estrés postvacacional en niños… ¡Bienvenido, septiembre!

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La dura vuelta al cole. Fuente: freepik.com

Llega septiembre, la vuelta de muchos a la rutina en trabajos, coles, guarderías… Y el eterno vía crucis de los padres para llegar a todos ellos a tiempo, como en una gymkhana diaria. Pero lo cierto es que los adultos no somos los únicos que padecemos mental y físicamente el agotamiento por un regreso poco o nada deseado, aunque la mayoría de las veces muy necesario.

El regreso de los niños tras unas vacaciones largas es un ‘shock’ emocional al que tardarán en combatir. Según el niño va tomando conciencia, a partir del año o año y medio de vida, empieza a notarlo. Y cuanto mayor y más consciente, muchas veces es peor.

Por eso los psicólogos insisten en que los padres hablemos con los niños de ello, les contemos lo positivo, como que van a ver a sus amigos, hacer excursiones, hacer deporte… y escuchemos cómo se sienten.

En el caso de bebés o niños muy pequeños esto aún no es posible. Es mi caso, por ejemplo. Quizás nuestro momento, con una niña de dos años, es de los peores. Porque se junta la época de rabietas con un cambio muy brusco que los niños no saben cómo afrontar. Y no pueden expresar correctamente sus sentimientos (de ahí las rabietas), así que se transforman en un cóctel molotov a punto de estallar.

La suerte es, que según los especialistas, el estrés postvacacional suele durar entre una semana y 10 días. ¡Yo lo he notado muchísimo en mi pequeña! La primera semana fue igual de compungida de principio a fin, pero la siguiente ya casi nada, y hasta el martes ya me puso pucheros al irse de la guardería. Una vez establecidas las rutinas de nuevo, ellos aprecian lo positivo (que comentaba más arriba que hay que recordarles), se sienten más seguros y tranquilos y se alegrarán de volver a ver a sus amigos, al recreo, de ir a una clase de mayores porque ya han crecido…

En fin, ¡feliz vuelta al cole a todos! ¿Cómo ha sido la vuestra o qué esperas de ella? 😉

¿Cómo evito caer en los virus de mi hijo?

Un padre griposo. / Fuente: Photl.com

Un padre griposo. / Fuente: Photl.com

A muchas mamás y papás lo que nos preocupa realmente es la salud de nuestros hijos, pero hay que tener en cuenta que si nosotros estamos blufff, seremos los primeros que no podremos cuidar de ellos al 100%. Así que nada, ¡a prevenir!

Por eso os traigo este simple consejito que me dio mi doctora de cabecera hace unos meses. Acudí a ella porque llevaba todo el año con una especie de congestión crónica y no sabía si podía ser sinusitis o algo similar. Ella me examinó, después me preguntó si era madre y si tenía a mi pequeña en la guardería. Y claro, después de mis respuestas afirmativas, comprendí que también mi niña había pasado un invierno muy sano pero sin parar de moquear…

Me recetó unos sobres para que la congestión se pasara pero, me insistió, lo mejor en estos casos es la prevención. Porque aunque una piense que está limpiando y cambiando pañales de la manera más pulcra, siempre quedan gérmenes en el ambiente. Ella me recomendó que, tras cada cambio de pañal, en lugar de lavarme las manos (o antes de hacerlo) me limpiara con un gel higienizante desinfectante de manos.

Gel higienizante

Gel higienizante

La verdad que yo sólo los recordaba de cuando los instalaron en determinados establecimientos y en algunos puestos de trabajo con el miedo a la gripe A y al ántrax. Sin embargo, me animé a comprarlo y desde entonces, tengo que decir que sorprendentemente aquello hizo efecto. Una avellanita de gel en seco inmediatamente después del cambio de pañal ha sido la mejor manera de protegerme de virus varios.

Como a mí no me patrocina nadie, tampoco os voy a recomendar marcas. Sobre todo porque pienso que estos geles más o menos deben de ser similares unos y otros. Podéis encontrarlos en farmacias, parafarmacias, droguerías y no estoy segura de si en algún supermercado tipo Mercadona. Desde luego, no en todos los supermercados, eso sí. Mi consejo: si lo compras para tenerlo en casa, mejor un bote grande aunque cueste algo más, porque cunde bastante.

Y ya para escrupulosas a tope, pues frasquito pequeño para el bolso. Yo no llego a estos extremos aún, pero si vuelvo a la congestión del año pasado en invierno, valoraré meter uno también, jajaja.

Si estás harta de coger los virus de tu hijo, no pierdes nada por intentarlo. ¡Y luego me cuentas! 🙂

Los ¡felices! dos años

¡Felices dos años, Paula!

¡Felices dos años, Paula!

Sí, ya sé que muchos dicen los terribles dos años. Y no voy a engañar a nadie, que terribles son y la mía con el genio que gasta ni lo cuento, pero las rabietas son tema para discutir otro día. Llegar a los dos años para nosotros ha supuesto olvidar aquellos vómitos inexplicables, problemas y más problemas con la comida, la báscula, nuestro primer pediatra… 

Para las que estáis pasando por algo similar y busquéis explicaciones, recopilo datos. En nuestro caso, los análisis descartaron todo tipo de intolerancias y alergias. Una vez que introdujimos los alimentos sólidos (y no me refiero a purés o papillas, sino ya a trocitos para masticar) y fue llenando su boquita de dientes, ella fue tomando el gusto por algunas comidas, creando sus propias preferencias, etc. Tanto, que a partir de los 18 meses, y como además se ve que al fin ya tenía su sistema digestivo bien formado, dejó de vomitar. Y empezó a mostrar apetito, y a sentarse en la silla de comer a sus horas, probar cosas nuevas, comer sus platos favoritos con ganas… Fue todo progresivo, cada vez a menos, y fin.

En la revisión pediátrica, la doctora se mostró muy contenta, puesto que los avances le han hecho ganar peso y ya está muy cerca del dichoso percentil 3 que marca «normalidad». Aunque tengo que recordar, para los que no os hayáis perdido alguno de mis posts, que la sanidad española (en las cartillas que nos entregan a los papás) se guía por los percentiles de la Fundación Orbegozo, que hizo el estudio mezclando niños de pecho y biberón en el País Vasco. Y nosotros, ni somos chicarrones del norte ni tomamos biberón, así que… más bien podemos guiarnos por el percentil de la Organización Mundial de la Salud, donde ya hemos subido al 4,5. Aquí os dejo el enlace donde vosotros mismos podéis comprobar percentiles en uno u otro sistema.

La pediatra aseguró que muchos niños de los que llaman «malcomedores» empiezan a disfrutar de verdad la alimentación con los sólidos. Vamos, que se cansan de biberones (o ni los catan), papillas, purés… y se pierden por un filete en cuanto pueden masticarlo.

En cuanto a lácteos, la pediatra me corroboró lo que os contaba en el post ‘Mi hijo no toma leche, ¿qué hago?. Le comenté que Paula sólo toma su cuenco de leche en el desayuno, con sus trocitos de galletas. Aunque, el resto del día, toma queso, yogures, y luego los añadidos de queso que llevan muchos alimentos. Me aseguró que con eso era suficiente y más que de sobra.

En resumen, lo que importa es que lo que tome lo disfrute, sea variado y le alimente, y ya sabéis que ni me obsesionan las tablas ni la báscula. Mucho más cuando se trata de una lagartijilla que, apenas come, está quemando calorías con lo que sube, baja, corre… así que, mientras no haya dolencias ni síntomas ni etc. lo que nos toca es disfrutar de estos ¡felices! dos años.

¡Nuevos premios Liebster Award!

liebster

Estoy abrumada por la cantidad de visitas que recibo últimamente, ¡y eso que no tengo el tiempo que me gustaría dedicaros! Y con las visitas, han llegado también seguiditos cuatro premios Liebster Award por los que estoy triplemente agradecida.

Para los que estéis menos puestos en el mundillo bloguero, los Premios Liebster Award son concedidos entre distintos creadores de blogs para valorar los contenidos de otros blogs que nos gustan y, ya de paso, darnos a conocer e irnos conociendo mejor entre nosotros.

En este caso, vienen de la mano de Sra. Jumbo, del blog Mi refugio Virtual, Diario de una mami, Entre mis horas Hijitis Aguditis.

Entre mi poco tiempo para escribir y que tampoco me gusta hablar mucho de mí, permitidme que os deje aquí las respuestas que di en mi otro Liebster Award para conocerme mejor. Animo a todos los pequeños y nuevos blogs a que toméis la imagen y os sintáis premiados, ¡será un placer conoceros y empezar a seguiros!

Lo que sí me gustaría es contaros un poquito de estos cuatro blogs que me han premiado, ya que precisamente los sigo no hace mucho y me han sorprendido muy gratamente, ¡espero que os gusten!

  • Mi refugio virtual es un blog escrito a dos manos entre Sra. Jumbo y Gloan. Entre ambas, recorreremos juntas el camino de la maternidad pero también de la imaginación, las manualidades y reflexiones varias. ¡Que salirse del guión a veces es hasta recomendable!
  • Diario de una mami es exactamente eso, el día a día de la mamá de Pegotito, que siempre nos hace sus reflexiones con un  fino toque de humor que te encantará. Toca los distintos temas de la maternidad que te interesarán: vacunas, alimentación, seguridad… ¡y lo que vaya surgiendo! Que la maternidad es eso, un día tras día.
  • Entre mis horas son las aventuras y desventuras de una madre trabajadora. Así que nos cuenta desde recetas rapiditas para las que no tenemos mucho tiempo hasta diferentes opiniones, ofertas de ocio…
  • Hijitis Aguditis os conquistará por su diseño, sus descargables para organizaros el día a día o las fiestas, todo tipo de recursos para padres, consejos de crianza y recomendaciones de nuevos blogs. Y con la colaboración del Papá Enmascarado, para dar un toque masculino que completa este blog.

Vamos, que cuatro cracks para conocer y que os esperan casi tanto como yo por aquí 🙂 ¡Viva los blogueros!

¿Merendamos?

Hora de la merienda en el cole. / freepik.es

Hora de la merienda en el cole. / freepik.es

La merienda es un clásico de los niños que muchos (erróneamente) eliminamos de nuestra dieta de adultos. Ahora sabemos, de los machacones consejos nutricionales que tanto bombo tienen ahora en la Red de redes, que, tanto pequeños como grandes, deberíamos hacer cinco comidas al día, aunque mucho más frugales.

Más comidas pero menos cantidad, y siempre mejor una fruta que un bollo industrial, por ejemplo. O una tostada integral con tomate que una tortita con nata… Hasta aquí bien la lógica. Ahora bien, ¿qué doy de merendar a mi hija de 20 meses? Aproximadamente a partir del año y medio (hay niños que varios meses antes y otros que después, como todo) muchos bebés empiezan a cansarse de los triturados. Descubren las texturas de las comidas (mucho antes si empezaron ya con Baby Led Weaning) y disfrutan cogiéndolas, llevándoselas a la boca y experimentando ya su primer uso de los tenedores. Las papillas les aburren, en resumen.

Yogur. / freepik.com

Yogur. / freepik.com

En nuestro caso, como he explicado anteriormente, y para no privar a Paula de ningún nutriente ni caloría necesario, hemos hecho un paso gradual, que ella misma se ha marcado. Cuando empezaba a comer trocitos, pero no los suficientes para completar su dieta, le dábamos primero el puré/papilla hasta que quisiera, y a continuación un segundo plato con trocitos más tentadores.

Con la merienda, hemos pasado de la clásica papilla de frutas y yogur a algunas variaciones. Por ejemplo, un día puede tomar algo menos de papilla y después alguna fruta en trocitos y el yogur o un quesito. O bien, un día cambio y directamente le doy, en vez de papilla, alguna fruta en trocitos, un quesito y galletas. Lo ideal sería también poder variar y que algún día tomase un minisándwich de jamón de york o paté, nocilla, queso… como sus compis de la guardería. Y que bebiera leche o zumos, pero de momento sólo toma sorbos y juega. Los bocatitas aún no los tolera, pero se trata de intentar cada día con algo nuevo y, si no cuela, seguir con lo anterior y ya probaremos de nuevo más adelante… Es lo que os recomiendo también, porque puede que en unas semanas se decidan a probar algo que no pensabais y, si se lo ofrecéis libremente y sin agobios, veréis cómo funciona poco a poco.

Y vuestros peques, ¿qué meriendan? ¿Alguna sugerencia más?

Premio Liebster Award

Premio Liebster Award¡Muchísimas gracias por el Liebster Award! Me hace mucha ilusión porque me lo concede María Sampedro del blog ‘Haz caso a mamá’  y eso quiere decir que algo le ha gustado de lo que ha visto por aquí. Ya sabéis que no soy muy fan de estos premios ni de colgar medallitas en el blog o contestar preguntas sobre mí. Pero en cambio me encanta ver reconocido lo que hago y saber que hay alguien ahí detrás al que le interesa, y por ese agradecimiento estoy encantada de recibirlos y contestaros.

Aquí van mis respuestas a las 11 preguntas de María y lanzo las mismas a mis 11 nominados.

  1. ¿Qué es lo que más te gusta de ser blogger? Sin duda lo mejor es poder expresarte libremente y poder ayudar con la propia experiencia a gente que pase por algo similar.
  2. ¿Y por qué te lanzaste a empezar tu blog? Me di cuenta de que en internet no hay sitios dedicados a niños con bajo percentil. Apenas entradas sueltas a foros con mamis desesperadas. Pensé que unirnos y compartir experiencias sería bueno para todas (y todos, si se une algún papi, por supuesto).
  3. ¿Qué cambiarias ahora de lo que has hecho? Constantemente hago cambios. Veo lo que funciona, lo que no, lo que necesita saber la gente y lo que no le interesa en absoluto. Aunque siempre teniendo en mente lo que yo quiero contar.
  4. ¿Y qué quieres hacer que no has aplicado aún? Tengo pendiente la famosa migración que tan de moda está ahora. Para poder incluir plug-ins y personalizar algo más el blog. Pero me da una pereeeeeeza horrible.
  5. ¿Cuál de todos los posts que has escrito es tu favorito? La verdad es que no tengo un favorito. En cada momento he escrito lo que pensaba que me apetecía o que era conveniente contar o recordar a los padres. Aparte de la portada de la web, el post más visitado de momento es el de bebés prematuros y bajo peso, así que imagino que resultará interesante para mucha gente. Pero por ejemplo, el menos leído hasta ahora, ‘Premiar por comer, ¿sí o no?’ a mí me parece igualmente un tema que da mucho que pensar
  6. ¿Y cuál te habría gustado escribir? Supongo que una entrevista con Carlos González, aunque no tengo ni un minuto para prepararla
  7. ¿Algún post pendiente que quieres hacer próximamente? Ya se irá viendo, no puedo ni quiero anticipar nada, jejeje.
  8. ¿Cuál es tu objetivo como blogger? Informar y entretener, básicamente. Creo que pocos bloggers pueden vivir de esto y el que haga creer lo contrario, miente. Por otra parte, si viviéramos de esto dejaríamos de ser libres en nuestros posts… Y me da pena ver a veces los posts convertidos en publicidad.
  9. ¿Por qué elegiste ese nombre para el blog? Porque es lo que mejor define la situación que describo y también como mejor podrán encontrarme las madres y padres en la misma situación.
  10. ¿Lees a otros blogueros con asiduidad? Por supuesto. Mucho más desde que lo soy yo misma, y eso me ha enriquecido muchísimo, me ha hecho conocer gente apasionante y no pocas veces muy divertida. Me hacen reír y llorar y eso es precioso, así que enhorabuena a todos ellos.
  11. ¿Qué te motiva para continuar escribiendo y no dejarlo? Que hay muchas madres desesperadas porque sus niños no comen o pesan poco y yo quiero informarlas en todo lo posible, dejar que se expresen y darles un toque de humor para que empiecen a disfrutar de sus pequeños y entenderlos en lugar de frustrarse.

Y aquí van mis 11 nominados, blogs que os recomiendo con todo mi cariño porque son de mis favoritos:

  1. Diario de una madre ingeniera 
  2. Maternidad como puedas
  3. Soy feliz, soy mamá 
  4. El alma y la lactancia al descubierto
  5. Un papá en prácticas
  6. Y yo con estas barbas
  7. Hipster bebé
  8. En brazos de mamá
  9. Princesas y princesos
  10. Happy mode on
  11. Garbancito 2014