Muchos de los niños “bajitos de peso” pasarán por pruebas médicas para saber si los motivos residen en algún tipo de alergia o intolerancia. Hoy vamos a hablar de la Alergia a la Proteína de la Leche de Vaca (APLV). Para empezar, la distinguiremos de la intolerancia a la lactosa, menos habitual en los bebés pero que sí tienen bastantes niños y adultos.
¿Cuáles son los síntomas de la APLV a los que hay que estar atentos?
Bajo peso, trastornos digestivos y/o cólicos, diarreas o heces blandas, en ocasiones con algo de sangre… y también eccemas en la piel (normalmente con aspecto de ronchas) y/o problemas respiratorios. Es importante saber que estos síntomas pueden aparecer de golpe o bien paulatinamente. En cualquier caso, habrá que consultar al pediatra y hacer las pruebas pertinentes, si así lo considera.
¿Qué pruebas diagnósticas hay que hacer?
Para un diagnóstico de APLV, se necesita el contraste entre distintas pruebas, no basta con una sola. Los análisis de sangre determinarán si el bebé o niño tiene anticuerpos hacia la leche de vaca a través de los niveles de Inmunoglobulia g específica sérica. Es decir, si ha desarrollado defensas que le hacen propenso a un rechazo hacia la leche (que me corrija algún pediatra pero yo lo explico así en cristiano).
La prueba cutánea o “test de prick” se hace poco después de que el bebé haya consumido la leche, para provocar una reacción en su piel. Aun así, es difícil determinarlo por completo, ya que hay falsos negativos y positivos…
¿Hay que tratarlo tanto con lactancia materna como artificial?
Sí. En el caso de las leches artificiales, el pediatra prescribirá al bebé una que esté completamente hidrolizada. En el caso de la lactancia materna, la proteína se transmite a través de la leche de vaca que consume la madre. Así es que ésta deberá dejar de consumir leche de vaca, así como productos derivados. La mayor dificultad para la madre residirá precisamente en seleccionar productos en su alimentación que no contengan leche, para lo que quizás pueda ayudarle un nutricionista. He aquí el testimonio de una mami que puede ayudaros a muchas.
¿Mi hijo será alérgico para toda la vida?
Normalmente, no. Esta alergia suele desaparecer entre los 12 y los 24 meses de edad. Es entonces cuando (siempre bajo recomendación pediátrica) se irá introduciendo poco a poco la leche de vaca para observar que, efectivamente, ha desaparecido.
Pingback: ¿Por qué mi niño no (me) come? Posibles causas | Bajo Percentil