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Probamos las papillas Blevit Plus Trocitos y Blevit Plus Duplo

Esta vez escribo para comentaros  mi experiencia de prueba con estas nuevas variedades de papillas que nos mandó Blevit a través de Madresfera. Estos son los productos que hemos testado (puntuamos cada criterio del 1 al 5):

Blevit Plus Duplo 8 cereales con miel y frutas:

image Se trata de una papilla que podéis dar desde los 5 meses, o  bien cuando vayáis introduciendo los cereales en el bebé. Quizás lo veo como un refuerzo ideal para las madres que se las ven y desean para que sus hijos tomen frutas, y que sin embargo toleran bien las papillas. Pero también me parece estupendo para ir cambiando sabores y texturas y que los niños no tomen siempre la misma variedad de papillas de cereales.

1. Aroma y sabor:

Tiene un gusto muy fino que me recuerda al de los muesli de frutas, suavizado por la vainilla del cereal y la dulzura de la miel, sin empalagar en absoluto. Nota: 5

image 2. Textura:

Cremosa pero sin grumos. En mi opinión esto es algo que han logrado muy bien desde Blevit, ya que siempre se ha criticado algo su grano algo más gordo, pero es algo que ya no sucede en absoluto. Ahora la disolución es perfecta pero sin descuidar suavidad y cremosidad. Nota: 5

3. Facilidad de preparación:

Basta con disolver los polvos en la leche (más o menos cacitos según le guste al bebé de espeso), mezclar bien y calentar. El hecho de que estos polvos se disuelvan mejor y sin formar grumos facilita mucho este trabajo. Nota: 5

4. Comodidad del formato: La caja tiene un abrefácil en la parte de arriba que permite sellar después del uso, así que es bastante práctico. La caja es grande, no nos engañemos, pero no excesiva y sobre todo es bastante más ahorro y práctico para los padres que contengan dos sobres grandes en lugar de uno solo. Nota: 3

5. Fórmula completa: No soy una experta nutricionista, pero parecen bastante completos estos cereales. Tienen calcio, hierro y 13 vitaminas y además incorporan FOS (fructooligosacáridos) y lactobacilos, que contribuyen a una mejor digestión sobre todo para la protección de esos pequeños estomaguitos que aún no están plenamente formados. Es verdad que de las tres cajas que hemos testado ésta de fruta es la que contiene más azúcar pero se trata de los azúcares que hay naturalmente presentes en la propia fruta, así que eso compensa bastante. Nota: 5

Blevit Trocitos cereales y  copos de maíz: image

La nueva gama Trocitos está pensada a partir de 12 meses, para los bebés que ya están preparados para empezar a masticar sólidos (aunque muchos han empezado antes incluso). Es ideal también alrededor de esta edad porque se trata del momento en que muchos pequeños empiezan a cansarse de papillas, aunque siguen necesitando su aporte de leche y cereales. La novedad facilitará poder continuar tomándola y además variando su dieta.

1. Aroma y sabor:

Si la papilla anterior me recordaba un poco al muesli de frutas, ésta me crea reminiscencias hacia los Corn Flakes de Kellog’s. Puro maíz, que además es un cereal muy apreciado por la mayoría de los peques. Nota: 4

2. Textura: image Creo que podéis apreciar en la foto en tono más amarillento. La textura es igualmente cremosa y es que los trocitos ya veis que son muy muy pequeñitos, por lo que podéis quedar tranquilos, que vuestros bebés pueden tragarlos perfectamente. Nota: 4

3. Facilidad de preparación y 4. Comodidad del formato:

Me remito a las mismas respuestas que en la anterior variedad de cereales, ya que el proceso de elaboración y el embalaje es idéntico. Nota: 4

5. Fórmula completa:

Se trata de una papilla de 8 cereales que incorpora además trocitos algo más grandes de maíz. También tienen calcio, hierro, 13 vitaminas y FOS y cabe dsstacar su alto contenido en fibra. Nota: 4

Blevit Duplo 8 cereales con natillas: image Estos cereales, como los de frutas, pueden tomarse desde los 5 meses y mezclan 8 cereales cn el sabor a natillas.

1. Aroma y sabor:

Huele a las  natillas de siempre, y sin embargo al probar se elimina el sabor excesivamente dulce. Esto tranquiliza bastante de cara a los padres reticentes a dar alimentos excesivamente dulces a los pequeños. Nota: 4

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2. Textura: La más cremosa de las tres papillas, con textura suave pero sin empalagar. Nota: 5

3. Y 4. Facilidad de preparación comodidad del formato: lo mismo que las anteriores. Nota: 4

5. Fórmula completa:

También tienen calcio, hierro, 13 vitaminas y FOS para una fácil digestión. Nota: 4

Espero que podáis probarlos y nos dais vuestra propia opinión 😉

La alimentación infantil en verano

Fuente: Photl.com

Fuente: Photl.com

¿Es bueno el verano para la alimentación infantil? Pues ni bueno ni malo, pero como todas las temporadas, tiene unos beneficios que conviene exprimir al máximo. Por un lado, es probable que el calor haga que los niños (como los adultos) tengan menos apetito. Sin embargo, hay que destacar que el verano es una estación propicia para realizar un montón de actividades al aire libre y salir mucho más, así que en realidad esto se equilibra. Más aún con actividades acuáticas: ya habremos oído tropecientas mil veces a las abuelas aquello de que nadar da mucho hambre, ¿y acaso había algo más rico que el bocata que nos preparaban recién salido de la piscina, aún secándonos con la toalla?

¡Aprovecha las frutas de temporada!

Fuente: stockvault

Fuente: stockvault

Por supuesto, lo que hay que cuidar muchísimo es la hidratación de los niños. No sólo bebiendo más agua (algo que es obvio), sino también aprovechando los productos de temporada. Por ejemplo la sandía y el melón tienen mucho agua, pero además sirven para que los niños prueben alimentos que no han comido el resto del año. El verano es especialmente propicio para frutas ricas en fructosa y que, por tanto, es más fácil que resulten agradables al paladar del niño: albaricoques, melocotones, sandía, melón, piña, paraguayas… Y no sólo en trocitos, sino también en ricos zumos naturales, batidos, macedonias… Nuestra amiga de Baby Chef, por ejemplo, nos proponía hace unos días hacer estos fáciles heladitos caseros. ¿Qué frutas dáis a vuestros peques en temporada estival?

Helados ¿sí o no?

Fuente: Freeimages.com

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Los helados no deben constituir el pan de cada día, pero sí pueden resultar una forma más de hidratar a nuestros niños y a la vez aportarles una cierta cantidad de leche (si desechamos los de hielo). En el caso de pequeñines con bajo peso o poco apetito, puede ayudar a completar ese pequeño extra de leche del yogur que no se quiso tomar en la merienda o de postre. Aunque ojo con convertirlo en costumbre, pues podrían acostumbrarse y esperarlo siempre.

En mi opinión el verano es la época ideal para dejar de lado los horarios y comidas estrictos y empezar a experimentar nuevos sabores y sensaciones sin ningçun tipo de presión y estrés. El verano ha de ser divertido en todo, ¡también para comer! 🙂

¡Primer añito, yuhuuu!

Fuente: freepik.com

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Ya sé que es un tópico aquello de que parece que fue ayer cuando di a luz, pero es cierto, y en cambio ya estamos aquí con el añito cumplido e incluso camino de los 13 meses. ¡Yuhuuuuuu!

El paso de los meses y el verano hace que todos nos relajemos un poco, así que mucho mejor. Con el año ya cumplido, Paula puede comer casi de todo. Sin embargo, tenemos que ir paso a paso y despacito con ella. La verdad es que es un placer ir dejando atrás la época en que los vómitos eran prácticamente a diario. Conozco más casos y ya me avisó el médico de digestivo que según maduran los peques se suelen ir reduciendo bastante.

Ahora entramos en la fase de «cuando me canso, escupo», pero cada vez menos y según el día también. Os explico que, aunque no soy partidaria de complementos artificiales, la pediatra cuando seguíamos con crisis nos recetó durante un mes unas vitaminas que fomentan el apetito. Y por probar que no quede. El caso es que a los pocos días no es que la notase más comilona, pero sí fue cuando de repente dejó de devolver. Así que ¡bendito sea! que al menos, la racioncilla que se come, queda dentro. En medio mes dejaremos el complemento y esperemos que haya aprendido a comer tranquila por sí misma.

También vamos a ir dejando progresivamente el Motilium y veremos al final del verano cómo va la evolución.

Poco a poco avanzamos y, como decía, debemos ir despacito porque los trocitos nos cuestan un poco, y esto pasa a muchos niños, que en cuanto notan una miga extraña en su boquita, para fuera todo. Pero vamos explorando con heladitos, patatitas, pan, queso… y aunque la textura sea lo complicado, ¡creo que los nuevos sabores le encantan!

Lo olvidaba: con el menú de 12 meses, además de estas probaturas, seguimos como con el de 10 meses  pero hemos introducido el huevo ya entero, el cerdo aunque esporádicamente, los yogures normales de sabores y las papillas las hemos subido a 240 ml. ¡No siempre se terminan, pero cuando se consigue, vaya papillote!  🙂

Y vosotros, ¿qué dáis a vuestros peques de un añito?

Lactancia materna y bajo percentil

Hacía tiempo que había pensado en escribir sobre lactancia materna y bajo percentil, y ahora tengo que dar las gracias de corazón al blog ‘El Alma y la lactancia al descubierto’ por ofrecerme esta oportunidad. Antes que nada, y como siempre he dicho, advierto que no soy pediatra ni especialista en maternidad, salvo toda la especialidad que me trae la vida como mamá.

Fuente: Morguefile

Fuente: Morguefile

Así que como mamá explico lo que sé del tema por mi experiencia, lo que he averiguado, etc. Son muchas las mamis con niños de bajo percentil que se han planteado alguna vez dejar la lactancia materna, agobiadas y pensando que éste era el problema del peso.

 Pues bien, os diré que hasta 2006, la tabla de percentiles de la Organización Mundial de Salud estaba basada principalmente en niños estadounidenses, y además sin atender mucho al tipo de alimentación (daba igual lactancia materna, artificial, complementaria…). Fue a partir de este año que la OMS empezó a ofrecer unas tablas adaptadas a otros niños con diferente origen étnico y adquisitivo, origen… con muestras de niños de Estados Unidos, Noruega, Brasil, Ghana, India y Omán. Y en este caso ya sí tomando la lactancia materna como norma, dado que es lo que recomiendan los pediatras de todo el mundo en inicio.

 Esto hace que las tablas ahora sean mucho más variadas y equilibradas, pero aun así, ¿no debería haber una tabla diferente para niños con lactancia materna y niños con lactancia artificial? Y además, si tenemos en cuenta los países estudiados y tenemos (como es mi caso, por ejemplo) una niña española… ¿acaso se asemeja en algo a las noruegas, que son la muestra europea? ¿O a las indias o estadounidenses? No reconozco un país con tallas similares a la nuestra que se encuentre en el estudio, así que difícilmente puedo fiarme de ese percentil… Estas son las tablas que habitualmente encontramos en las cartillas sanitarias de nuestros hijos, y las que por tanto guían a nuestros pediatras para medir el crecimiento de nuestros hijos.

No digo que no sean un baremo válido para medir, digo que quizás unas mediciones adaptadas a cada país o continente igual habrían sido más acertadas. Y separando lactancia materna y artificial, para no convertirlo en un ‘totum revolutum’ explosivo…

Fuente: freeimages

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Y hablando de esto os preguntaréis, ¿por qué suelen engordar más los niños de biberón que los que toman leche materna? ¿Alimentará más? Bien, pues un estudio realizado en 2009 por la Comisión Europea demostraba que esto sucede con niños que toman fórmulas de alto nivel en proteínas, y que es necesario protegerlos de la obesidad eligiendo leches (aunque sean artificiales) con bajos niveles en proteínas. Esto, por ejemplo, se puede conseguir tomando leche de inicio en lugar de continuación hasta los 12 meses. O bien, vigilando que en el resto de alimentos que complementen a la leche no haya exceso proteínico. Es decir, que no es que estén mejor alimentados, sino que hay que vigilar que no tomen proteínas de más. Por suerte, en el caso que conozco que es España, las leches artificiales no suelen tener excesivas proteínas como sí sucede por ejemplo en Estados Unidos, donde hay muchos más niños propensos a la obesidad desde bien pequeños por este motivo.

Bueno, con esta explicación espero haber aclarado un poco más a aquellas madres agobiadas por pediatras que exigen la famosa “ayudita”, el “refuerzo” y comentarios similares: ahora ya sabéis que ni esas tablas nos representan del todo ni los biberones alimentan más… lo importante es: ¿tu niño está feliz, es activo, se ríe, come algo aunque sea poquito cada ciertas horas? Entonces ya sabes la respuesta: Está sano. ¡Disfrútalo!

Para vuestras dudas y curiosidades sobre lactancia materna, os recomiendo los artículos del blog ‘El Alma y la lactancia al descubierto’.

Premiar por comer, ¿sí o no?

De nuevo un tema que me aconsejáis desde la blogosfera y que preocupa o es motivo de debate para muchos progenitores, preocupados por la alimentación de sus hijos: ¿debo premiar a mi hijo?

Aunque no es plato de gusto nunca mejor dicho) para muchos padres, algunos deciden premiar a los niños cuando comen bien para tratar de fomentar esta actitud, quizás ya cansados de tratar de buscar todo tipo de soluciones. Por suerte, son muchos menos ya los que deciden castigarlos si no comen bien. Pero, a lo que vamos, ¿es o no bueno premiar a los que comen bien?

Fuente: freepik.com

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Para empezar, esto puede ser válido a medida que el niño crece un poco y empieza a entender que una actitud tiene un tipo de consecuencias u otras. Partamos de cero e imaginemos que el niño está merendando regular tirando a mal, y entonces se nos ocurre: “¡Si te terminas esto, después te compro la peli que vimos el otro día, la que te gustó tanto!”

 

En este caso, es posible:

 A)     que el niño, motivado, decida terminarse el plato corriendo para comprarla.

B)      O bien que piense: “¿Y para qué esperar? ¡Vamos ya a por la peli! No quiero seguir comiendo”. Y se ponga de huelga hasta que le quites el plato.

En el caso B) está claro que habremos fracasado y a otra cosa, mariposa. Pero imaginemos ahora el caso A). ¡¡Se lo come todo enseguida!! Y te dan ganas de dar brincos hasta el techo porque has dado al fin con el arca perdida, con el oro de Moscú, con El Dorado. Perfecto y ¿ahora, qué? ¿Piensas darle un premio cada vez que haya que comer? ¿Buscar algo que le “motive”? Porque en ese caso, estamos comunicando de manera inconsciente al niño que la comida es algo negativo pero que hay que pasar para conseguir algo más divertido o positivo. ¡¡Nunca verá la comida como un fin, sino como un medio para llegar a algo!! Y siempre querrá que le proporciones un fin a cambio, porque los niños son muy buenos negociantes (¿alguien opina lo contrario?).

Mi opinión es que la clave está en encontrar el fin en la propia comida, no en algo externo. Y aunque a nuestro pequeño puede que nunca le entusiasme comer, quizás haciendo de ese rato algo agradable, divertido y donde comparte conversación y aprendizaje con sus padres, no le disgusta tanto.

Ya sé que es muy fácil por mi parte hablar de esto, más aún cuando mi peque aún no está en edad de “negociar”. ¿Quién me dice que de esta agua no beberé, al menos alguna vez? Solamente analizo lo que pienso y espero también vuestras opiniones. Aquí tenéis, además de algunos consejos generales, lo que piensa la Asociación Española de Pedriatría de Atención Primaria al respecto.

También os dejo la opinión del pediatra Carlos González, que conocéis muchos como autor del libro “Mi niño no me come” en una pregunta que le hicieron sobre este tema.

Y de un lado más internacional, las recomendaciones de la Sociedad Peruana de Pediatría.

Y ahora lo importante, ¿cuál es vuestra experiencia con los premios y qué opináis de esto? 😉

¿Qué hacer cuando llega una recaída?

Fuente: freepik.com

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Ojalá tuviera respuesta para todas las preguntas, pero los que estáis ahí leyendo sabéis que no es tan fácil. Después de una racha medianamente buena, cuando llega una mala de nuevo no es fácil sobreponerse.

Lo primero es preguntarte de nuevo (o por primera vez, si no lo has hecho antes) si es posible que exista algún problema de salud. Lo vimos en el post de posibles causas para que tu peque no coma. Si ya tienes detectado el problema, es posible que debas visitar al pediatra para que ajuste el tratamiento que ya tenía.

Pero en ocasiones, como a mí me ha sucedido, no hay un aparente motivo. En esos casos, toca darle la vuelta al coco a ver qué puede estar sucediendo para que de repente venga una mala racha:

1. Ahora mismo, puede ser la llegada del verano, que hace que todos en general tengamos menos hambre y más sed.

2. A veces un catarrillo o bronquitis pasajeros pueden afectar porque los moquillos, las flemas, la tos… no son en general buenos compañeros de los mal comedores, como es lógico.

3. El aburrimiento. Quizás a veces un pequeño cambio en la comida o probar con algo distinto consigue reparar un poco estos pequeños baches.

4. Una combinación de todo. Es el caso en que creo que nos encontramos ahora mismo. Las flemillas no ayudan, el aburrimiento tras varios meses comiendo lo mismo y el verano… Si algo he aprendido en estos días, y quizás os vale como consejo, es que cuando llegan estos bajones lo mejor es reducir un poquito las raciones. Más vale poco dentro que todo fuera, ¿no creéis? Así que, si la tónica ha de ser no forzar a nuestros peques, esto debe cumplirse mucho más en estos días.

¿Y tú? ¿Has tenido alguno de estos bajones pasajeros? Cuéntanos tu experiencia y consejos…

Bebés prematuros y bajo peso

Fuente: freeimages

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Aunque no lo he experimentado, me gustaría hablar en este post de los bebés prematuros y los nacidos en partos múltiples. Son niños que, por las circunstancias especiales del embarazo, nacen con un peso más bajo. Quizás en un primer momento lo del peso será lo que menos preocupa a unos papis que sólo quieren ver que su peque evoluciona favorablemente (a menudo en incubadoras) y sus pequeños órganos se forman y funcionan con normalidad.

Pero poco a poco, y sobre todo las mamis, se verán agobiadas por el modo de darles de comer: si quieren lactancia materna, tendrán que luchar para que su peque se agarre en los ratitos que puede sacarle de la incubadora. O bien intentar con biberones especiales, vasitos… un mundo agotador y fuera de la intimidad de un hogar si se encuentran hospitalizados, como suele suceder las primeras semanas.

Una vez en casa, puede que, si fue parto múltiple, un niño se desarrolle más rápido que otro, con lo que las comparaciones se hacen inevitables. ¿Por qué uno come tan mal y el otro no?

En todos los casos, siempre habrá una vecina fisgona, una cajera antipática o un pediatra agobiante que culpen (directa o indirectamente) a los padres del bajo peso del pequeño. Y en este caso de prematuros, nunca lo olvidéis: vuestro bebé no nació a término y por tanto, su peso NO DEBE NI PUEDE SER el mismo de un niño que nació en la semana 39-40-41…

Porque parece que, una vez que el pequeño ha salido de la incubadora y está en casa, tiene que crecer de golpe y aparentar una edad que no tiene. ¡En condiciones normales seguiría en la tripita de su mamá! Y claro, al nacer se puede comprar la talla de prematuros pero, ¿no es frustrante ir a comprar cuando tiene 5 meses y tener que ponerle ropa de sólo 3?

Por eso es importante que los padres de estos niños tengan paciencia y en todo momento sean conscientes de que si no come como uno de 5 meses es ¡porque no los tiene si contamos el período de gestación! Y si tarda más en desarrollarse, en crecer, etc… No habrá que agobiarse tampoco. ¿Conoces algún caso que puedas contarnos?

Qué hacer si no come (consejos de madre)

Evidentemente, y como escribo en el título, no soy una experta en el tema, pero sí madre, y como tal puedo aportar algunos consejillos y esperar los vuestros para poder completarlo. ¡Seguro que siempre hay algún truquillo que podáis aportar!

Una vez vistos los consejos de pediatra para niños que no comen, me parece apropiado dar una visión de mami para acercaros un poco a la experiencia del día a día, que probablemente os resultará más familiar. Por supuesto, ni mis consejos serán válidos para todos los niños (yo sólo los he aplicado con la mía) ni son los únicos posibles. ¡ A veces hay actitudes inesperadas! Y ya de paso os enlazo en el texto del post algunos vídeos de bebés que os harán reír 😉

  •  No presionar. Es fácil decirlo y no tanto hacerlo cuando tu bebé o tu niño está al límite del peso, pero debes pensar que, aunque forzar puede funcionar en una ocasión, hartará al niño a medio-largo plazo y terminará viendo la comida como un suplicio. Además, puede provocar incluso que termine vomitando lo que ha comido, con lo que todo el esfuerzo habría sido en vano.
  • Ponte cómod@. A tu niño no le entusiasma comer, de acuerdo. Pero como tampoco vas a presionarle, lo mejor es darle cuando tengas todo el tiempo del mundo y estar dispuest@ a sacar tu lado más paciente. Coge una silla a tu lado, háblale y hazle reír, que vea tu rostro relajado y no frustrado o preocupado. Las prisas no son buenas y ellos lo percibirán, así que si te urge hacer algo, hazlo antes aunque retrases un pelín su comida, y después siéntate tranquilamente para darle la comida.
  • Destierra los enfados. Una vez más, es más fácil decirlo que hacerlo, pero sabes que debe ser así. El niño, por más que pienses que no come para fastidiarte, no lo hace por eso. Ya hemos hablado en otro post de los posibles motivos para que no coma. A lo mejor le pasa algo o, simplemente, se siente saciado o quiere jugar como éste  y tienes que esperar un ratito con el resto del plato, recalentarlo un poquito o pasar al postre. ¡O tiene sueño como esta niña! Esto no quita que en algún momento perdamos los nervios, ¡somos humanos! Quizás puedes dar el relevo a otra persona o parar un momento a tranquilizarte antes de armarte de paciencia y seguir.
  • No le compares. No olvides nunca que no puedes comparar lo que come con el vecino, porque probablemente ni tengan la misma constitución ni historial. Ni mucho menos decírselo: “Mira cómo come Diego, y tú qué mal comes”. En cambio sí puedes, sin abusar, usar la actitud de otros para motivarle: “Mira cómo come Diego, qué hambre tiene”.
  • Si devuelve, ¿sigo dándole? Pues depende. Hay niños que devuelven por una flema, por un trozo de comida o algo distinto que no han podido evitar. Si percibes que ha sido así, prueba a seguir y según su actitud y si sigue con hambre, actúa en consecuencia. Obviamente, si devolvió porque no quería más, no es buena idea seguir forzando la situación.
  • ¿Hacemos avioncitos? Muchos padres se desesperan entreteniendo a sus hijos para que terminen comiendo 5, 6 ó 10 cucharadas más. ¡Sería divertido ver un vídeo con la de monerías que se pueden llegar a hacer! a lo mejor os identificáis con este padre. Normalmente, los expertos recomiendan no hacer nada de esto, pero mi experiencia me ha llevado a un término medio: como puede ser agotador comenzar por entretener al niño desde el principio, es mucho más fácil aprovechar el primer tirón en que el niño tiene hambre sin entretenimiento (sin tele, sin juguetes, sin monerías…). Simplemente una actitud calmada, silencio o voz muy suavecita pero hablando poco y sonrisas. En mi caso esto hace que la peque se centre ese ratito en la comida, y es un rato que te ahorras de desgaste. Es probable que, una vez saciado su primer impulso de hambre, centre su atención en una mosca o cualquier cosa que se cruce en su mirada. Es el momento de darle un juguetito (¡uno sólo!) de plástico o goma, que si lo mancha se lava fácil. Normalmente, lo cogerá con sus manitas y dejará que sigas dándole de comer un ratito más mientras se entretiene. Cuando se canse y lo tire, puedes limpiarlo y dejárselo de nuevo o bien ofrecerle otro diferente. Agotados estos recursos (y no antes) pasamos a la tele y los dibujos animados. Para entonces, ya habréis llegado a algo más de la mitad de su platito, así que ya habréis cubierto el mínimo. Por tanto, no hace falta desesperarse si no termina.
  • Evitar la sobreexcitación. ¿Por qué pongo arriba lo de la voz calmada, un estímulo detrás de otro en lugar de todos a la vez, etc.? Primero, para no agotar recursos desde el primer momento. Pero sobre todo, para no crear en el niño un estado de nerviosismo o excitación que nunca va a resultar positivo. Gritarle, aunque sea jugando, le hará querer moverse y jugar, ¡todo menos quedarse sentadito en una silla esperando venir una cuchara! Lo mismo sucederá si te pones a agitar un sonajero o cualquier objeto sin cesar.
  • ¿Espectáculo en vivo?  Sucede lo mismo que en el punto anterior. Si nos ponemos a cantar o bailar delante, querrá jugar y moverse también, o salir de allí. Ponte en su lugar: ¿Te ponen delante un concierto de tu grupo favorito y te quedas sentad@ tan tranquil@ comiendo bistec o saltas de la mesa y te unes a la fiesta? Podéis hacerlo si queréis al final de la comida o como colofón para celebrar lo bien que ha comido. Mejor aún si ponemos al hermanito mayor (si tiene) a hacer un videoclip delante, recurso que usáis muchas mamis y que además hará que el grande se sienta útil y divertido.
  • Celebra sus logros. No hace falta montar un fiestón, pero cada vez que termine el plato puedes enseñárselo vacío y aplaudir diciendo: “¡Bieeeen!” para que sepa que eso te hace estar muy feliz. Por el contrario, si no termina o termina devolviendo, tampoco hay que regañarle, sino simplemente recoger sin celebraciones y ya está. ¡Habrá más suerte la próxima!

¿Por qué mi niño no (me) come? Posibles causas

Fuente: Photl.com

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A veces la frustración por un niño que come poquito o deja de comer de pronto nace precisamente de no saber por qué lo hace. Aquí os dejo unos cuantos posibles motivos que pueden encajaros. Por supuesto, si conocéis alguna otra, estoy abierta a sugerencias para el post, como siempre. Las posibles causas:

Alergias y/o intolerancias: Son varias las que pueden afectar a los más pequeños y algunas de ellas se superan con el tiempo. Las más frecuentes son la Alergia a la Proteína de la Leche de Vaca, a la que dedicamos ya un post; la intolerancia a la lactosa, que no hay que confundir con la anterior; la intolerancia al gluten o celiaquía; la intolerancia a la clara y/o la yema del huevo. Todas ellas han de ser diagnosticadas por un pediatra antes de lanzarse a eliminar alimentos de la dieta infantil.

Reflujo gástrico: Algunos bebés y niños pequeños pueden comer algo menos precisamente por las molestias que sienten cuando la comida les causa acidez y les vuelve por el mismo sitio (hablando en plata). En algunos casos se manifiesta con regurgitaciones o vómitos, pero en otros casos es más difícil de detectar porque el niño no llega a expulsar la comida, y sin embargo sigue sintiéndose muy incómodo. Tenéis algunas pistas de cómo se trata en este post.

Fuente: Photl.com

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Cambios de alimentación: Es frecuente que un cambio en la alimentación provoque un súbito descenso, que poco a poco se suele volver a recuperar. Sucede a menudo con la introducción de frutas y verduras o bien más adelante al pasar de papillas a trocitos. Por supuesto, lo mismo pasa al cambiar de lactancia materna a mixta o artificial. Es normal que de primeras no acepten nuevas texturas, nuevos sabores o distintas formas de alimentarse (pecho, tetina, cucharas…). A veces bastará con probar diferentes modos, otras se irán acostumbrando poquito a poco. En el peor de los casos, que no lo acepte en absoluto, siempre habrá algún alimento con similares propiedades que podamos ofrecerle antes de volver a intentarlo.

Cambios en la rutina: Los bebés y los niños no son ajenos a lo que sucede alrededor. Se sienten seguros en un entorno más o menos predecible (ahora toca desayuno, ahora baño, ahora jugamos…) y acusan los cambios probablemente más que los adultos. ¿Por qué? Naturalmente, porque ellos no entienden los motivos e incluso cuando dominen el lenguaje, no comprenderán todavía los razonamientos de los adultos. “Nos cambiamos de casa, ¿pero por qué, si aquí vivo bien?”. “Mamá se va a trabajar, ¿pero por qué, si estamos bien los dos en casa?”. “Mamá se va a un viaje de trabajo, pero ¿por qué tengo que dormir con los abuelos y no puedo irme también?”. Cuando nosotros estamos tristes, impactados por algo o enfermos no tenemos hambre, ¿verdad? Lo mismo les sucede a ellos.

Fuente: freepik.com

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Bebés prematuros: He hablado con algunas madres de niños prematuros y la mayoría suelen tener gran preocupación por el peso de sus pequeños. La realidad es que si un bebé nació prematuro, es de esperar que lo hizo con muy poco peso y no es coherente (aunque nunca lo es, pero en este caso menos) con otros niños nacidos a término en la misma fecha. Es decir, que no esperemos que con 3 meses use la talla 3 meses necesariamente, porque a lo mejor si hubiera nacido en la fecha inicialmente prevista tendría sólo un mes. En estos casos, se puede usar la tabla de percentil calculando una edad ficticia (con la que hubiera nacido) en lugar de la real. De este modo, podremos seguir su evolución y ver si sigue una línea de crecimiento normal.

 Manifestación de alguna molestia y/o enfermedad: Una simple salida de dientes puede provocar que durante unos días a tu bebé le apetezca comer menos. ¿A ti te apetece comer después de salir del dentista? Lo mismo sucederá si tiene alguna molestia pasajera (un resfriado, moquitos que le obstruyen…) o en el menor número de casos, pueden ser manifestación de alguna enfermedad. A veces relacionadas con la boquita, como la fisura del paladar, y en otras de molestias internas que detectará el pediatra después de descartar todas las otras posibilidades.

¿Te suena alguno de estos motivos? Comenta el post y cuéntanos tu caso.

Sus primeras legumbres (10 meses)

Puré de legumbres para bebé

Este viernes probamos con las primeras legumbres de Paula. Espero que os sirva la receta. Hemos empezado con los garbanzos, así que hicimos este cocido ligero.

Si leéis la receta de mi otro blog, Chef Principiante, veréis que hice primero un cocidito muy suave para ella y después añadí la sal y demás condimentos para los adultos.

Ingredientes para puré de legumbresPara ella aparté un poquito de todo: garbanzos, zanahoria, patata, puerro, fideos, caldo y un trocito de pollo, le añadí una cucharada de aceite de oliva y lo pasé por la batidora. El día que toque yema de huevo (toma media dos veces por semana) se la puedo añadir también, y listo. Paula casi se lo terminó todo. Yo imagino que llena mucho más que el puré de verduras, así que en realidad se metió un buen platito. ¡A ver si les gusta a vuestros peques!