Ya sé que es un tópico aquello de que parece que fue ayer cuando di a luz, pero es cierto, y en cambio ya estamos aquí con el añito cumplido e incluso camino de los 13 meses. ¡Yuhuuuuuu!
El paso de los meses y el verano hace que todos nos relajemos un poco, así que mucho mejor. Con el año ya cumplido, Paula puede comer casi de todo. Sin embargo, tenemos que ir paso a paso y despacito con ella. La verdad es que es un placer ir dejando atrás la época en que los vómitos eran prácticamente a diario. Conozco más casos y ya me avisó el médico de digestivo que según maduran los peques se suelen ir reduciendo bastante.
Ahora entramos en la fase de «cuando me canso, escupo», pero cada vez menos y según el día también. Os explico que, aunque no soy partidaria de complementos artificiales, la pediatra cuando seguíamos con crisis nos recetó durante un mes unas vitaminas que fomentan el apetito. Y por probar que no quede. El caso es que a los pocos días no es que la notase más comilona, pero sí fue cuando de repente dejó de devolver. Así que ¡bendito sea! que al menos, la racioncilla que se come, queda dentro. En medio mes dejaremos el complemento y esperemos que haya aprendido a comer tranquila por sí misma.
También vamos a ir dejando progresivamente el Motilium y veremos al final del verano cómo va la evolución.
Poco a poco avanzamos y, como decía, debemos ir despacito porque los trocitos nos cuestan un poco, y esto pasa a muchos niños, que en cuanto notan una miga extraña en su boquita, para fuera todo. Pero vamos explorando con heladitos, patatitas, pan, queso… y aunque la textura sea lo complicado, ¡creo que los nuevos sabores le encantan!
Lo olvidaba: con el menú de 12 meses, además de estas probaturas, seguimos como con el de 10 meses pero hemos introducido el huevo ya entero, el cerdo aunque esporádicamente, los yogures normales de sabores y las papillas las hemos subido a 240 ml. ¡No siempre se terminan, pero cuando se consigue, vaya papillote! 🙂
Y vosotros, ¿qué dáis a vuestros peques de un añito?