Segunda maternidad de bajo percentil

Mamá con dos niños. / freepik.com

Mamá con dos niños. / freepik.com

La segunda maternidad, por mucha experiencia que se tenga, es en incógnitas como la primera: un melón sin abrir, que no sabes cómo te puede salir. Puedes intuirlo al tacto, por el color, el sonido al golpearlo… pero no lo sabrás con certeza hasta que el cuchillo no traspase sus entrañas para desenmascararlo.

Puedo contar cómo está siendo nuestra historia pero siempre si me prometeis que leéis sabiendo que, aunque suene a tópico, cada niño es un mundo. Precisamente de mi experiencia ésta es una de las mayores enseñanzas que he sacado.

Para los que aún no estabais enterados, volví a ser mamá hace siete meses. La sombra del bajo percentil es alargada y, como es lógico, ya desde el embarazo tenía ésta entre una de mis preocupaciones. Aunque lo cierto es que el segundo embarazo pasa muchísimo más rápido para la mamá, porque todas las horas son pocas para atender a tu hija mayor, trabajar, mantener más o menos un hogar y además en el tiempo que sobra cuidarte a ti misma porque eres el albergo de tu nuevo bebé…

En este caso, tuve especial cuidado en mi alimentación para que fuera suficiente y equilibrada ¡y no fue fácil con náuseas hasta el sexto mes! Mi intuición me decía que algo cambiaba con respecto a mi hija: ella en mi útero se pasaba casi todo el rato dormida y apenas unas horas despierta pero sin parar de moverse, inquieta como al día de hoy. Movimientos pequeños pero rápidos, mi lagartijilla ya lo era desde entonces. Pero este bebé pasaba menos horas dormido y es que sí parecía tener horarios rutinarios… si algún día me retrasaba algo en una comida, él me lo recordaba con pesadas patadas. Por el contrario, sus movimientos eran de alguien más despierto pero más calmado… salvo si le faltaba comida a su hora. Esto me puso contenta, claro.

Nació con 3.250 kg, un peso mucho más en la media que mi hija mayor, que había pesado 2,650. Y a los pocos minutos de nacer,se enganchó a su teta y feliz de la vida. No voy a decir que no tuve los inicios complicados de la lactancia como suele pasar en los primeros días, pero lo típico de dolores, conseguir el enganche correcto, la subida, etc, no por ganas del peque. Así que todo empezó mucho más tranquilo que con la mayor. Lo cierto es que recuperó bien el peso de nacimiento y lo único que tras el primer mes el crecimiento comenzó a ir despacito como su hermana… y al percentil 3 de nuevo.

Podría haberme desesperado pero lo cierto es que lo llevé bastante bien. Porque veía que él comía bien infinitamente mejor que su hermana), quedaba satisfecho y estaba sanísimo. Así que no podía ser otra cosa que la genética. Pero si al menos con la misma genética no tenía que pelear con él en cada comida… pues es de agradecer, claro.

El siguiente miedo era mi incorporación al trabajo. Como mi hija jamás aceptó los biberones, traté de que su hermano tomara al menos uno por semana desde el principio con mi leche. Simplemente para que al quedarse en la guardería fuera capaz de tomarlo con tetina sin que resultara un trauma como había sido para ella.

Como tenía cinco meses y sólo tomaba lactancia materna, sus inicios en la guardería fueron tranquilos para él: gracias a un pequeño banco de leche que guardé pudo tomar leche materna en biberón.

Siguiente paso que dimos: la alimentación complementaria. Con ella definitivamente dejamos ya el biberón. Nos sirvió para ese tránsito sin lágrimas, pero la realidad es que fue empezar con la cuchara y ya no quiso volver a la tetina… fruta y verduras genial… las papillas algo más cuesta arriba. Ya que no tenía ya leche guardada las papillas que le hago son con leche artificial y el sabor no le agrada lo mismo. Pero nada que ver con mi hija: pronto me dijeron en la guardería que pasaba para el desayuno de una papilla de 150 a la de 180 ml!! Claro, a veces sin tomar todo, ¡pero es que luego se tomaba toda su verdura y su fruta! Más leche a demanda… Me parecía increíble, vaya.

Con siete meses recién cumplidos, aún poco más puedo contaros de mi pequeño Gordito (como le gusta llamarle a Paula). Ya haremos cuentas con la báscula de nuevo, y aunque a este ritmo supongo que va a ir subiendo sin problemas, si sigue en percentil bajo ya no voy a amargarme más… mamás y papás de bajo percentil… observad a vuestros hijos, hacedles pruebas si veis problemas… pero si el diagnóstico es sano, simplemente disfrutadlo, ¡bendita genética que siempre podrán comer lo que deseen sin verse obesos! 😃

2 comentarios en “Segunda maternidad de bajo percentil

  1. diana

    Tu blog me da esperanzas..focada en la yo hace rato que deje de ver el percentil.. siempre en la salud de mi hija por ma chiquita que sea 🙂 la genetica juega de ley! eso ya lo entendi y no me frustro mas que antes.. creo que solo el tiempo te da chanche de entender que todo es a su ritmo.. nada mas

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