Archivo por meses: octubre 2014

No hay una madre modelo

mother's day_9Aunque ya he hablado vagamente de esta idea en algunos posts, me gustaría explayarme hoy algo más sobre este tema. Cada vez encuentro más foros, grupos, cadenas, etc en internet y grupos sociales de mamás felices que se empeñan en que otras no lo sean tanto. No me refiero a que los grupos sean malos (yo misma pertenezco a unos cuantos, el más especial saben ellas quiénes son y lo que las aprecio), al revés. Me parece apasionante que a través del intercambio y gracias a las nuevas tecnologías aprendamos unas de otras y nos guiemos un poquito en esta aventura de ser madres.

Lo que ya no es tan agradable es ver cómo algunos foros se convierten campos de batalla entre partidarias y detractoras de distintas formas de criar a sus hijos. Y es que yo no pienso que haya una madre modelo. De acuerdo, ahora nos están vendiendo que lo mejor es la crianza con apego y la lactancia materna. Igual que antes, en los 80, los biberones eran milagrosos y Estivill el amo. Santifiquemos pues ahora a Carlos González y todo el que no tenga sus libros como Biblia, que se considere satanás mismo.

Que conste que os hablo yo, que he practicado mucho tiempo y feliz la lactancia materna y además me encanta criar con cariño, apego o como queráis llamar, a mi enana. De hecho, en mi bibliografía os he dejado algún libro de Carlos González porque me parece muy interesante lo que dice, pero como todo, aplicándolo según cada uno y unas cosas sí, otras no tanto. Soy la que más cree en esto, pero gracias a la práctica y mi instinto y sin seguir unas normas fijadas por nadie.

Ése es un bando. Hablemos ahora del otro. Esas mujeres que se hacen llamar malasmadres irónicamente, que cuentan sus aventuras y desventuras haciendo equilibrismos para estar y hacer cosas con sus hijos. Y, por supuesto, también usan un tono de desprecio a las anteriores, como si sólo ellas fueran superheroínas. No hablo de todas, ni en este bando ni en el anterior, pero sí más veces de las que me gustaría leerlo. Me canso de fans de lactancia materna vs. biberones, me canso de fans de purés naturales vs. potitos, me canso de porteo vs carritos, fulares vs colgonas, madres trabajadoras vs madres en casa… Me canso de competiciones absurdas.

Y repito que me canso.

Me canso porque pido sobre todo, RESPETO a unas y otras formas de criar a los niños y porque, además, no conozco la situación personal de cada madre que hay detrás de una frase. Si tiene varios hijos que atender, si trabaja y debe dejar al bebé en la guardería, si tiene una enfermedad, es vegetariana, su marido o ella misma está en el paro o es madre soltera, tiene 18 ó 40 años, vive en un chalet o una chabola… Y la situación del propio hijo, ya que no hay un niño igual para todo. El que come más, el que duerme menos, el que es hiperactivo… No hay una madre modelo porque todas somos las modelos de nuestros hijos, las que ellos quieren, TODAS SOMOS LA MEJOR PARA ELLOS y una madre no nace, sino que se hace cada día con las nuevas enseñanzas que nos da la vida.

Y os dejo una imagen de un beso de una mamá, que esos sí son todos igual de maravillosos 😉

El beso de una madre, ¿qué hay mejor? Fuente: freeimages

El beso de una madre, ¿qué hay mejor? Fuente: freeimages

 

¿La panacea del Pediasure?

pediasure

Lo prometido es deuda, y como hay muchas que me preguntáis por los complementos alimenticios, os hablaré del famoso Pediasure que anuncian en TV. ¿Es la panacea que promete? Mi experiencia por el momento es bastante escasa, pero os cuento un poco. Pediasure NO sustituye a ninguna comida ni es una medicación. Se trata de unos batidos que se pueden comprar líquidos o en polvo para disolver en casa con distintos sabores. En España los he visto de chocolate, fresa y vainilla. En Estados Unidos los vi también de plátano y algún sabor más que no recuerdo. Tampoco es mi intención hacer publicidad de ellos ahora, ¡que no me paga nadie! Sólo quiero contaros mi experiencia para los que queréis saber sobre esto, que sois unos cuantos.

No soy muy partidaria de alimentos ni complementos artificiales cuando un niño está sano, pero en la última revisión estábamos un poco estancados de peso y la pediatra nos recomendó probar un par de meses. Ella nos explicó que Pediasure en realidad es, básicamente, una bomba de calorías. Es decir, que aunque la niña esté perfecta de hierro, vitaminas y demás, si su metabolismo y su actividad quema casi tantas calorías como consume, pues no está de más probar con esto. En cualquier caso quiso que esperásemos a los 15 meses de la niña antes de darle nada de esto.

También me gustaría aclarar, ya que hay gente que lo piensa, que Pediasure NO incrementa el apetito. Si acaso sería al revés, al tratarse de un complemento hipercalórico. Aquí os pongo una muestra de las calorías que supone un vasito entero de la variedad en polvo:

Aporte de Pediasure en polvo

Aporte de Pediasure en polvo

De hecho, estuve leyendo en foros que muchas madres dejaban de dárselo a sus hijos porque, precisamente al tener tantas calorías, lo que hacía era saciarles y hacer que comieran menos después… Por suerte la pediatra no pretende que le demos un vasito ni medio al día, sino que incluyamos algún cacito en su comida cuando veamos que coma menos. ¡Porque yo ya estaba pensando en cómo darle un vaso entero encima de la comida a alguien que no come mucho!

En la propia web Pediasure.es os mandan por mail al registraros un libro de recetas para camuflarlo en postres cuando los niños van siendo mayorcitos, si os interesa a alguno.

La confusión de mucha gente con este producto reside en que sí hay vitaminas para fomentar el apetito, como Pantobamín, del que ya os hablé. Eso sí, es una medicina que ha de recetar el médico porque, además, actúa en el cerebro precisamente para crear la necesidad de apetito de modo artificial… así que es más delicado y para momentos un poco extremos.

Volvamos a Pediasure. El inicio fue un poco catastrófico, porque en la tienda sólo les quedaba de fresa, y al meterlo a la papilla, ¡cambiaba el sabor por completo! Así que lo que conseguimos fue que durante unos días no quisiera casi ni comer. Suspendimos aquello por unos días y luego probamos con la vainilla, más suave de camuflar en la comida. Lo que hago es ponerle un cacito a la fruta, que ni lo nota, y en las papillas de cereales sólo medio, para que no note mucho el sabor. Y poco a poco va funcionando, ya iré actualizando el post con resultados para contaros.

Nuestro menú diario (15 meses)

Un bebé con una naranja. Fuente: freeimages.com

Un bebé con una naranja. Fuente: freeimages.com

Los 15 meses son, como los seis, una etapa de transición. Si en los seis meses muchos niños empiezan con la cuchara, en los 15 se da el paso de purés y papillas a sólidos. Ambos cambios suelen suponer algo de aprensión no sólo para pequeños que comen regular, sino para muchos niños. A Paula parece que le apetecen los trocitos, aunque en poca cantidad porque después empieza a jugar… Así que estamos haciendo una transición suave, ya que aunque empieza a aborrecer las papillas de cereales, necesitamos un sustituto eficaz con leche y cereales antes de poder cambiar.

  • Desayuno: Suele tener poco apetito. Toma unos 180 ml de cereales. Antes 210 ml, pero cada vez le gusta menos. He intentado después probar con galletas y otras cosas, pero nada. También es frecuente que muchos niños se levanten sin mucho hambre.
  • Comida: Es lo que mejor toma. Puré de verduras, pescado y sobre todo, el de legumbres, suele terminarse 300 ml. Después, un yogur. Al puré le añadimos siempre una buena cucharada de aceite y, dos veces por semana, medio huevo duro. Ayer me sugirió una amiga (¡gracias, Melanie!) que podía ponerle además quesitos al puré. No sé cómo no se me había ocurrido antes, pero así le aportaré un extra de calcio y grasa, así que voy a probar. En la guardería, después del puré suelen ofrecerle trocitos del segundo plato del menú de los mayores: filetitos rusos, filete de pollo, filete de Sajonia, pescadito… Va picando poco a poco.
  • Merienda: Puré de frutas y yogur. Nos pringamos un poco más que con las verduras, pero casi casi lo terminamos J. Ah, y a la fruta le seguimos añadiendo 60 ml de leche, una galleta y un par de cacitos de cereales.
  • Cena: Papilla de cereales. Antes tomaba 210 ml, pero ahora no suele apetecerle todo. Así que dejamos que coma lo que quiera (la mitad más o menos) y complementamos con trocitos de carne picada de pavo o pollo (más suave que la ternera de noche) y los coge del plato como pipas… También pica de nuestra cena: pan, jamón, algo de yogur… Tengo pendiente por probar arroz con brócoli, por ejemplo, que le aportaría cereales y calcio como las papillas. Pero no sé si la pasta es demasiado potente de noche…

Hemos comenzado a añadir tanto a la fruta como a los cereales algún cacito de Pediasure, recomendación de la pediatra. Haré un post detallado de estos complementos alimenticios para los interesados, pero ya adelanto que ni son una panacea ni deben sustituir a ninguna comida, así que prudencia al respecto. ¿Alguna recomendación más para ir dándole sólidos? Hay varias páginas de recetas para niños que tienen ideas muy buenas, os pongo varias y me pongo yo misma a estudiarlas:

Si conocéis también nuevos blogs de cocina o alguna receta o alimento estrella, ¡somos todo ojos! 😉

Educar en igualdad y respeto

Escribo este post apuntándome a la iniciativa propuesta por Peque en Familia y el carnaval de blogs #relaciónateenpositivo. En esta ocasión, la temática es la educación en igualdad y respeto. Matizo porque, en mi caso al menos, no quiere decir que los adultos seamos “iguales” a los niños. Sería una perogrullada porque, evidentemente, nosotros somos personas adultas, con más experiencia y, además, la obligación de educar y guiar a nuestros hijos. Así pues, tampoco vamos a dejar que hagan lo que les venga en gana sin conocimiento.

Pero sí desde el respeto, ayudarles a comprender los motivos por los que decimos Sí y NO a determinadas cosas. Y, sobre todo, fomentar la igualdad y respeto “hacia los otros”. Es decir, que puede parecer importantísimo (y lo es, faltaría más) el respeto entre padres e hijos. Pero lo es mucho más que los padres fomenten el respeto de los hijos a los demás. Independientemente de sus diferencias, rarezas, nivel económico, raza, etc. Si un padre consigue que su hijo respete y fomente la inclusión con otros, ¡obvio que respetará más incluso a sus padres, a los que une además una relación mucho más fuerte!

Y vosotros, ¿qué pensáis al respecto?

Prefiero seguir sembrando

Amistad. / Fuente: freepik.com

Amistad. / Fuente: freepik.com

Pese al positivismo instaurado en mí hace meses no puedo evitar una pequeña decepción últimamente con bastante gente. Y me he llegado a plantear que los detalles y la generosidad (ojo, que no hablo de dinero ni nada material solamente) están pasados de moda. Simplemente el hecho de preocuparte por otro a veces incluso molesta más que ayuda, ya es difícil acertar.

Por suerte, convivo con una persona que, si bien no es especialista precisamente en detalles materiales, sí lo es en otros aspectos, que son los que importan. Y no me refiero conmigo, sino a que es una persona con la que puede contar desde su mejor amigo al mendigo de abajo o hasta la clásica vecina pesada. Y lo hace sin darse importancia ni esperar nada a cambio. Algo que yo creía que no queda, pero me rectifico y añado que escasea.

Justo hoy, cansada de acostumbrarme a que personas que, pese a comenzar contigo una conversación por whatssapp, no se molestan después en contestar siquiera, me llevé una agradable sorpresa. Uno de mis ex jefes venía cargado de regalos para mi Paulita. Así, porque sí. No es su cumpleaños ni nada especial, simplemente se acordó de nosotras. Alguien con quien tampoco tengo mucho trato ya y en cambio quiso pintarme la sonrisa en la cara más que algunos amigos cercanos que ni siquiera me trajeron unos tristes bombones o una simple tarjeta cuando di a luz.

Está claro que sembrar no es recoger la mayoría de las veces. Pero yo prefiero seguir sembrando. Me hace más feliz 🙂

¿Y vosotros? ¿Notáis menos detalles en la gente? ¿Creéis que puede ser la crispación por la crisis o llegar a una cierta edad, que aviva el egoísmo? ¡Os leo!

La maternidad en Estados Unidos

Niños afroamericanos en una guardería. / Fuente: freeimages.com

Niños afroamericanos en una guardería. / Fuente: freeimages.com

En primer lugar, disculpas por mi ausencia de estos días y a la vez mil gracias porque la página ha seguido recibiendo vuestras visitas y eso me enorgullece y alegra muchísimo. Estuvimos de viaje en Estados Unidos y eso me hizo reflexionar bastante sobre la maternidad a nivel internacional. Resulta que muchas veces hablamos de los países nórdicos como referentes para la conciliación familiar, pero yo no tenía ni idea de cómo funcionaba esto en el país más poderoso del mundo.

He de decir que mi decepción ha sido absoluta con respecto a este tema. Muchas veces me preguntaba por qué allí enseguida tiran de biberón y pasan bastante de la lactancia materna (con la consecuente tendencia a la obesidad desde pequeños, como ya comentamos en otra ocasión). Puede que en parte sea cultural, pero mucha culpa la tiene que las madres ¡deben incorporarse al trabajo de nuevo a las 12 semanas (y nos quejábamos de las 16 en España)! Eso si tienen permiso, que como explica este artículo, hay empresas que ni están obligadas a darlo.

Sumemos a eso que sólo tienen de vacaciones una semana al año. El resto de días libres que uno coja, básicamente, son sin empleo ni sueldo. En esta otra noticia encontraréis la comparativa de días de permiso en diferentes países.

Vale, es verdad que en Estados Unidos a las 17 horas se les cae el boli y salen del trabajo, pero ¿qué opciones hay para la conciliación?

  1. Tener un esposo de posibles y poder permitirse estar en casa cuidando de tus hijos.
  2. Ir a trabajar y dejar a una ‘nanny’ en casa. Sí, la que dará los famosos biberones hiperproteicos desde bien pequeñitos a los bebés. Y gastarte un pastón, claro.
  3. Pagar una guardería, que debe rondar por el precio desorbitado de las ‘nannies’ también.
  4. El caso de los abuelos es complicado. Muchos viven a miles de kilómetros por la movilidad laboral y universitaria, así que recurrir a ellos no siempre es fácil.

¿Y qué otras atenciones tienen con los bebés? Pues me decepcionaron muchísimo. Muchos establecimientos de hostelería no cuentan con tronas para ellos, y no encontré ni un solo microondas para calentar la comida. Presuponen que, quien quiera, debe llevar el termo de casa sí o sí, o dar la comida fría y listo. No sé si no se plantean que maternidades así de frías crean individuos igualmente fríos y con un desapego que puede repercutir fuertemente en su inteligencia emocional del futuro.

¿Tenéis alguna experiencia de Estados Unidos? ¿Sabíais ya de antes que el país más desarrollado es también el menos conciliador para muchas cosas?